Los pitagóricos dedicaron los números sagrados a los Elementos, y a las Divinidades que presiden sobre las cosas celestes, pues atribuyeron de la siguiente forma:
- El número ocho (8) para el Aire.
- El número cuatro (4) para el Fuego
- El número seis (6) para la Tierra
- El número doce (12) para el Agua
Numero uno: la unidad corresponde al Sol, que es el único rey de las estrellas, en el que Dios puso su Tabernáculo; está probado por la virtud productiva de esa especie ideal e intelectual, que esa unidad está también consagrada a Júpiter, que es asimismo, padre y jefe de los dioses, como la unidad es el principio y la fuente de los números.
Numero dos: El número dos es atribuido a la Luna, que es el segundo luminar y representa el alma del mundo, y se llama Juno, porque la primera conjunción está entre uno y dos, y su sociedad es totalmente semejante; este mismo numero dos es, de modo parecido, atribuido a Saturno, y a Marte, que son, según los astrólogos, dos astros desafortunados.
Numero tres: pertenece a Júpiter, al Sol y a Venus, como a tres planetas afortunados; también se atribuye a Vesta, a Hécate y a Diana; de ahí la triple Hécate y Diana de tres rostros; el número tres está pues dedicado a esa diosa, que se dice poderosa en el cielo y en el Erebo.
Numero cuatro: pertenece al Sol, que por este número constituye las cuatro partes cardinales del cielo, y concreta la diferencia de las cuatro estaciones; se atribuye también a Cilenio, porque es tomado solamente por el Dios cuadrado.
Numero cinco: compuesto por el primer número par y el primer número impar, como de dos sexos, el masculino y el femenino, es atribuido a Mercurio; de modo parecido se atribuye al mundo celeste, que además de los cuatro elementos comunes, él mismo, bajo otra forma, es un cinco.
Continuara…
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